LOS 121 AÑOS DE LA VANGUARDIA

Fundada el 7 de abril de 1894 como “periódico socialista científico, defensor de la clase trabajadora”, la publicación ha venido retratando, a lo largo de su rica historia, no sólo los avances y retrocesos de las luchas obreras, en sus manifestaciones sindicales y políticas, sino las tendencias de largo plazo y los conflictos socialistas y políticas de las sociedades contemporáneas.

Por Oscar Troncoso *

La aparición de La Vanguardia el 7 de abril de 1894 (ver el primer editorial), como semanario “defensor de la clase trabajadora”, con la dirección de Juan B. Justo, no fue el nacimiento de la prensa obrera en el país, pero sí un hecho significativo. Una larga lista de hojas desde fines de la década del 50 la habían precedido, como La Raza Africana, El Proletario, La Igualdad, El artesano, La Aurora del Plata, La Idea, La Juventud, La Razón, El Obrero, El Perseguido. Se distinguió La Vanguardia de esas publicaciones efímeras por su periodicidad y su larga vida, no obstante los graves escollos que debió superar.

Fue costumbre, inmediatamente después de su fundación, que La Vanguardia no tuviera director sino que figurara al frente de ella un redactor por turno, decisión que se mantuvo por diez años; así la dirigieron: Esteban Jiménez, Eduardo García, Adrián Patroni, Domingo Risso, José Ingenieros, Nicanor Sarmiento, Antonio Piñeiro, Augusto Bunge, Guido A. Carteli, Alfredo Pasqueletti, Ángel Sesma, Nicolás Repetto, Basilio Vidal, Alfredo J. Torcelli, Luis Bernard, Juan Schaefer, Esteban Dagnino.

La Vanguardia que aparecía los sábados se transformó en diario el 1º de setiembre de 1905, estando a su frente Juan B. Justo, quien ocupó el cargo por cinco años. Luego lo sustituyeron Mario Bravo, Basilio Vidal, Nicolás Repetto, Enrique Dickmann, Enrique del Valle Iberlucea, Esteban Jiménez, Antonio De Tomasso, Rómulo Bogliolo, José Luis Pena, Juan Antonio Solari hasta que, desde el 28 de enero de 1942, Américo Ghioldi hegemonizó la dirección por un largo período que se quebró en 1957, cuando no admitió a otra persona —Alicia Moreau de Justo— al frente del periódico, que ya no era más que vocero de un sector.

El diario socialista estuvo empeñado desde su número inicial en una severa crítica del régimen gobernante y en el planteamiento de una nueva organización social, actitud por la que padeció sucesivas clausuras.

A fines de 1902 se produjo la primera suspensión en la publicación normal de La Vanguardia por el estado de sitio; la huelga general de fines de 1904 y la revolución radical de febrero de 1905 hicieron que se la volviera a clausurar; al no acatar órdenes oficiales sobre huelgas se interrumpió su aparición por noventa días en octubre de 1905.

Al ser disuelta en forma sangrienta por la policía la manifestación obrera del 1º de Mayo de 1909 estalló una huelga general y pocos meses después una bomba terminó con la vida del jefe de policía, coronel Ramón L. Falcón. El mismo día fue clausurada La Vanguardia, a pesar que jamás había incitado al crimen personal; por el contrario, lo condenaba como procedimiento de lucha. Las agitaciones del Centenario con sus patotas de “niños bien” enmascaradas en un supuesto nacionalismo la asaltaron y destruyeron la imprenta. Después de un largo silencio reapareció contando ya con un fuerte respaldo parlamentario socialista que permitió que por muchos años no fuera molestada.

Merece ser destacado que durante las presidencias surgidas de la aplicación de la Ley Sáenz Peña y desempeñadas por Hipólito Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930) y Marcelo T. de Alvear (1922-1928); general Agustín P. Justo (1932-1938) y de Roberto M. Ortiz (1939-1941), La Vanguardia no sufrió ninguna clausura, ni dejó de aparecer por causa alguna.

Con los gobiernos militares se inicia su odisea: Presidencia del general Uriburu: clausura 23 de julio de 1931 con detención de los miembros de la Comisión de Prensa (Nicolás Repetto, Enrique Dickmann y Mario Bravo). Presidencia del general Ramírez: 1 día (21 de julio de 1943); 5 días (15 al 19 de agosto de 1943); 5 días (2 al 6 de octubre de 1943). Presidencia del general Farrell: Clausura por tiempo indeterminado el 22 de abril de 1944 hasta que pudo reaparecer como semanario el 16 de enero de 1945. Presidencia de Perón: clausura por tiempo indeterminado el 27 de agosto de 1947 para reaparecer después de la revolución libertadora el 20 de octubre de 1955.

A los 61 años de vida La Vanguardia era un suceso periodístico de excepción, porque ningún otro partido político había conseguido fundar y sostener un diario, o semanario, o revista, durante lapso tan extenso. Eso le permitió registrar los principales acontecimientos nacionales e internacionales a lo largo de ese período como no pudo hacerlo ninguna otra publicación política u obrera.

Por eso en esta selección se encontrará un panorama de la República Argentina; los primeros congresos obreros; la inmigración y reflexiones sobre la industria nacional; la reforma electoral de Sáenz Peña y el advenimiento a la presidencia de Hipólito Yrigoyen; el Grito de Alcorta, la Semana Trágica y los Fusilamientos de la Patagonia; crónicas del origen de la primera huelga general; análisis del problema de la vivienda, del alcoholismo, del box, del cooperativismo y de la cultura popular; la creación de la Asociación Nacional del Trabajo, la Liga Patriótica y el gremialismo de sotana; el “fraude patriótico”, las investigaciones de Lisandro de la Torre, el capital extranjero; la revolución rusa, las ejecuciones de Sacco y Vanzetti, el ascenso de Mussolini y Hitler al poder, el homenaje a Madrid al sucumbir ante el totalitarismo con lo que terminaba la guerra civil española y de inmediato comenzaba la segunda guerra mundial.

A partir de ese momento la temática del periódico socialista se focalizó en el nazifascismo en el surgimiento de Perón en la Argentina, provocando una distorsión en la que hasta entonces era una visión muy amplia del país y del mundo. Es notable también el cambio de lenguaje, no por la evolución cultural lógica, sino por la variación del público lector de la publicación.

* Prólogo de una selección de textos de La Vanguardia realizada por Roberto Reinoso y publicada en 1985 en la Biblioteca Política Argentina, editada por el Centro Editor de América Latina, bajo la dirección del mismo Troncoso, periodista e historiador fallecido en 2010.