LA POSICIÓN DEL SECRETARIO GENERAL DE LA CGT

El ex presidente Néstor Kirchner anhelaba que en un futuro no lejano los trabajadores alcanzaran el 50 por ciento del ingreso nacional, un porcentaje mítico que simboliza el grado de reparto de la riqueza en tiempos del peronismo. Tanto él como su sucesora, Cristina Fernández de Kirchner, avanzaron mucho hacia una distribución de la riqueza más equitativa, pese a la feroz resistencia interna y a una crisis económica mundial que desde 2008 ha destruido empleo, salarios, jubilaciones y derechos sociales y laborales.

Pero el conjunto de políticas que se aplican desde 2003 no sólo benefició de manera directa a los trabajadores registrados con la activación de los convenios colectivos y del Consejo del Salario Mínimo, que evitaron la erosión del salario real en una etapa de fuerte recuperación económica y de puja por la apropiación de sus beneficios, sino que tuvo picos reparatorios de la inequidad donde ésta más dolía: los jubilados, los desempleados y la niñez desamparada, rescatando el salario social del circuito financiero para volcarlo hacia los que menos tienen.

Esas políticas públicas se han ido incrementando contra viento y marea en medio de una puja despiadada con los grandes grupos de poder que se expresan en la prensa de negocios, empeñados en dar la batalla por la renta nacional en todos los frentes, incluida la reconstrucción de una alternativa política propia. Insólitamente, han encontrado un aliado inestimable en el despechado líder camionero Hugo Moyano, lanzado a confrontar con el Gobierno luego de que se frustraran sus ambiciones políticas, que incluyen hasta una improbable candidatura presidencial. Así, los Moyano pasaron de lanzar un paro salvaje del transporte de combustible por un aumento salarial a una movilización nacional por la universalización de las asignaciones familiares y la eliminación del impuesto a las ganancias que afecta al sector mejor pago de los trabajadores, cuya actualización es inminente.

El debate sobre ambos reclamos no puede dejar de lado el necesario equilibrio en la distribución social de los recursos, en particular de la Anses, que paga las asignaciones familiares y financia los beneficios jubilatorios con fondos provenientes del IVA y del impuesto a las ganancias que aporta el Tesoro. Lo que Moyano exige es que se eliminen las quitas a los que más ganan en perjuicio de los que menos tienen. Entonces, resta una pregunta: ¿en qué proyecto político se inscribe la posición del secretario general de la CGT? No en el que hoy está en marcha, sin duda. La única certeza es que el lugar en que se ha situado lo coloca al lado de la derecha destituyente y en contra de los intereses estratégicos de los trabajadores y el pueblo.

Por D.C.