ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES

La edición 29 de la convocatoria se convirtió en la más concurrida de las últimas décadas. Alrededor de 38.000 mujeres de todo el país viajaron a Salta para unir sus voces y plantearon reivindicaciones en problemáticas de género como el femicidio, el aborto y la trata de personas.

Este fin de semana, la plaza 9 de Julio, centro de vida social de la ciudad salteña, se resignificó con la presencia de cientos de organizaciones de mujeres que, convocadas a participar del 29 Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) desplegaron sus banderas y gritaron: “Aquí queremos otra independencia”. El calor norteño, las 20 o 30 horas de viaje de muchas compañeras y el haber dormido la noche del sábado en el piso de algunas las escuelas, no pareció sentirse, incluso cuando por momentos se percibían silencios aislados y, de repente, venía un grupo de coyas cantando a la Pachamama y todas se acoplaban al ritmo de la tradición.

Sucedía a horas del comienzo de la marcha multitudinaria propia de los ENM que tiene como objetivo demostrar la fuerza del movimiento feminista nacional por sobre las diversas banderas partidarias.

Frente al Cabildo y al borde de la escalera del mástil de la plaza, estaba parada Irene, una militante jujeña que repartía los típicos pañuelos verdes que promueven la legalización del aborto. Se emocionó cuando La Vanguardia le preguntó quién era ella: “Nací en un lugar donde se ha explotado mucho a las mujeres, como lo es en la zafra azucarera. Mi madre indígena fue diezmada y murió muy joven. Por eso, milito por los derechos de género de los pueblos originarios y, especialmente, por la memoria de Yapura Alderete”. Ella y sus hijxs fueron asesinados a apuñaladas por su marido, hace ocho años, en el barrio Martín Miguel de Güemes, Salta.

“Los salteñxs son tranquilxs, pero feudos”, contestó una mujer cuando se le preguntó sobre la reacción de los lugareños durante el ENM. “Aquí el problema son las mujeres machistas que permiten que sigamos siendo sometidas por cuidar el qué dirán”, remarcó Claudia, que ha vivido toda su vida en Salta y hoy es activista por el Movimiento Socialista para la Victoria.

Para muchas mujeres, este fue su primer encuentro. Como para Camila, de la corriente universitaria CAUCE de la UBA, que dijo con mucha convicción: “Vine para volver diferente”. Y apuntó: “Nunca antes había visto tantas mujeres juntas queriendo debatir las mismas problemáticas que estamos padeciendo todas; esto es muy emocionante”.

Por otro lado, no era fácil encontrar a las figuras políticas que preferían el protagonismo de la organización sobre el de ellas mismas. Así fue el caso de Mónica Mocha, senadora de Nuevo Encuentro, que entre medio de los bombos comentó su propio objetivo en Salta: “La idea es ir logrando mayores niveles de organización entre mujeres, en un ámbito como el ENM que para el espacio kirchnerista ha sido bastante hostil, porque de algún modo siempre hubo más presencia de sectores de izquierda”.

Asimismo, para Elena Naddeo, directora general de Niñez Género y Diversidad de la Defensoría del Pueblo CABA y ex legisladora por el FPP, “es un encuentro con muchas tensiones y emociones a la vez; hay temas que no hemos podido resolver, como el del aborto seguro, legal y gratuito, y si no buscamos una estrategia en común no vamos a poder lograr el debate en el Congreso”.

Se acercaba la hora de la marcha. Luciana, una cordobesa del MST, estaba muy ansiosa y corría de un lado al otro preparando todo para ese momento. Ya ha estado en varios encuentros anteriores, pero este es muy especial para ella porque vinieron con Maru Acosta, hermana de Paola, que fue asesinada por su ex pareja el mes pasado. “Estamos en pleno reclamo por justicia y venimos a nacionalizar el caso. A pesar de que hace años que venimos a los ENM, es la primera vez que sufrimos en carne propia la inacción de la justicia machista y la falta de políticas del Estado”, enfatizó.

Agostina y Ailín caminaban muy tranquilas por la plaza como si fueran turistas. Vinieron de La Plata sin ninguna organización y disfrutaron también de su primer encuentro. Confesaron que esperaban más revuelo: “Esto está muy tranquilo, pensamos que iba a ser más movido (se ríen), pero nos divertimos mucho. Anoche estuvo buenísimo, bailamos y marchamos junto al movimiento lésbico de la plaza Güemes a la Belgrano.”

Si bien hubo muchas actividades a lo largo del fin de semana, como los talleres y plenarios, algunos con debates candentes donde las antinomias políticas sobrepasaban los temas convocantes, el evento con más expectativa y de mayor participación fue la marcha del domingo a la tardecita, con la que culminaba el ENM. Allí, la comisión organizadora había pactado evitar pasar por La Catedral para no generar confrontaciones innecesarias, pero las agrupaciones autodenominadas trotskistas se acercaron igual, y algunas pocas militantes encapuchadas pintaron las paredes desvirtuando el sentido pacífico del encuentro.

No obstante, el balance de los ENM siempre es positivo. El realizado en Salta, con 38.000 participantes, fue el de mayor convocatoria, y se espera que sea aun mayor el próximo año en Mar del Plata. El lema va a seguir siendo luchar en contra de las instituciones machistas y buscar la igualdad de derecho para acabar con los femicidios, la trata y, entre otras cosas, las muertes de las mujeres pobres por abortos clandestinos.

Por Guillermina Riva Carretti

En Salta