ENTREVISTA CON LA CANTANTE URUGUAYA ANA PRADA

Instalada en Buenos Aires para presentar el disco que completa la trilogía iniciada en 2006, habla en esta entrevista de los cambios que ha experimentado su música, de la situación de las mujeres y de sus convicciones políticas.

A mí me gusta cantar una canción medio introspectiva, sensible y delicada, pero me encanta el bardo.”, confiesa la cantante uruguaya Ana Prada, instalada en Buenos Aires para presentar su último disco, Soy otra, con el que cierra la trilogía que comenzó hace siete años con Soy Sola y continuó en 2009 con Soy pecadora. “Nos hemos dado cuenta que somos todos muy fiesteros, en el sentido de que nos gustan esos shows donde la gente termina bailando y cantando. Nos hace bien”, confirma.

Ese espíritu festivo se conjuga en Prada con una frescura y un refinamiento sin afectación que en sus shows energéticos encuentra un buen balance entre esos temas introspectivos y alguna cumbia colombiana o una canción uruguaya bien folclórica en versión bailable.

Oriunda de Paysandú, Prada creció escuchando música de raíz folklórica —del litoral argentino, entre otras— y algo de melódico internacional. “Ahora me doy cuenta de que en este disco tengo más influencia del cancionero melódico internacional de la que yo pensaba. También del folklore, por supuesto, dado por mi padre, que se cantó todo lo que se podía en plena dictadura, cuando muchos uruguayos estaban prohibidos”.

En Soy otra, esa raíz folklórica aparece tamizada por otros géneros y con tratamientos sonoros diversos. Incluso se extiende hacia otros repertorios, como la canción mexicana “Entalladita”, popularizada por Amparo Ochoa.

–En Soy otra, la canción que abre el disco, hablás de tus “entrados cuarenta” y te referís al amor con un tono bastante escéptico. ¿Fue duro el balance de los cuarenta?

–He vivido mi vida siempre con el amor como mi única guía, mi bandera. Y ahora tenía ganas de reírme un poco. Traté de pensarlo como una consecuencia de un proceso químico cuyo fin único es conservar la especie: ¡qué tanto joder con el amor y el desamor! ¡Somos todos químicos! En ese sentido, soy otra. Y así como en “Soy pecadora” me amparé en el nombre para escribir canciones como “Tu vestido” o la propia “Soy pecadora”, en este disco lo usé para hacer lo que quería con las canciones.

–Trabajaste con Rubén Rada, compartiste escenario con Cabrera, Urbano Moraes, los Fattoruso, los Ibarburu, de este lado con León Gieco, y la lista podría seguir. ¿Se acabaron los prejuicios para las mujeres músicas o todavía quedan desafíos por transitar y desarraigar?

–Sí, los desafíos que cualquier persona del sexo femenino tiene que transitar en la sociedad. Estamos recontra en el horno todavía, partiendo de la base de que en cualquier empresa formal para acceder a un puesto determinado tenés que demostrar con creces que sos capaz y que a ese puesto no se lo den a un hombre.

–¿Sentiste eso alguna vez en el escenario?

–En la música también pasa. Hay cantidad de mujeres componiendo, cantando o moviéndose. Mirá una grilla de un festival y decime cuántas mujeres hay. Fijate cuántos hombres sacan discos, cuántos están en la programación y cuántas mujeres programadoras de radio hay decidiendo qué música sale o no sale. ¿Cuántas mujeres forman parte de las comisiones directivas en las cuestiones de derecho de autor? ¿Cuántas mujeres forman parte de la industria de la música? Decime si en los puestos donde se corta el bacalao hay alguna mujer. Puede ser que haya alguna, no digo que no, hay ejecutivas que son maravillosas, pero para llegar hasta ahí tuvieron que probar con creces sus capacidades. Entonces, hoy 2013, estamos recontra en el horno desde el punto de vista del concepto femenino de género.

–Las cosas parecen haber avanzado un poco más para las minorías sexuales. ¿Ves algún cambio desde que se sancionó la ley de matrimonio igualitario en la Argentina en 2010 y en Uruguay este año?

–Veo un gran avance. Sobre todo un avance hacia la no hipocresía de la sociedad, porque existir, existe. Y desde el punto de vista legal, te ampara. La cuestión del matrimonio como institución propia judeocristiana de este sistema capitalista, lo cuestionamos después. Me parece que esta ley nos arrima a ser una sociedad un poco menos hipócrita y un poco más progresista, más evolucionada.

–¿Te preocupa que tus ideas trasciendan el ámbito musical?

–Me identifico con ideas de izquierda, he votado toda mi vida al Frente Amplio. Al “Pepe” (Mujica) lo quiero con todo mi corazón, como si fuera un abuelo. Me parece un tipo que piensa 20 años para adelante. Después defiendo lo que me parece justo en ese sentido. Tampoco voy a despreciar a nadie por sus ideas ni por nada. Creo fundamental que por lo menos uno no sea hipócrita. Y, en ese sentido, no voy a renegar de lo que pienso y de lo que soy. Creo que la militancia la hacemos todos los días, todo el tiempo: con lo que decimos, con lo que hacemos, con un buen día por la calle o con cómo tratamos a los demás. Esa es la militancia más importante.

María Laura Novoa