ENTREVISTA AL DIPUTADO NACIONAL JORGE RIVAS

En esta entrevista, el secretario general del Socialismo para la Victoria, candidato a renovar su banca en las elecciones de octubre, dice que la contradicción principal es política contra corporaciones, llama a defender el actual rumbo de transformación y plantea que un PS auténticamente popular debe contar con anclaje social y abrirse, sin dogmatismos ni sectarismos.

A pocos días del cierre de lista para la oficialización de candidaturas con vistas a las PASO 2015, donde se postulará para renovar su banca, el diputado nacional Jorge Rivas, secretario general del Socialismo para la Victoria, recibe a La Vanguardia para analizar el período parlamentario, el panorama político actual y el rol del socialismo en esta nueva Argentina después de más de una década de recuperación de la política y las convicciones, el resurgimiento del Estado y la ruptura con el modelo neoliberal.

–¿Qué balance hace del presente mandato como diputado de la Nación?

–El balance parlamentario de estos últimos años no puede menos que ser positivo. En el Congreso hemos sancionado muchas leyes estratégicas para sostener el proyecto nacional y popular, así como hemos contribuido, a dotar de nuevos derechos a nuestro pueblo. En ese sentido, hay que decir que se ha avanzado mucho. Por supuesto que sería necio negar que todavía quedan asignaturas pendientes. Sin embargo, antes que enunciar un racimo de esas cuestiones pendientes, prefiero poner énfasis en una: no tengo dudas de que en esta etapa debemos poner toda nuestra fuerza intelectual y militante en el empeño de achicar la desigualdad social.

–Hablando de estos últimos años, ¿cómo caracteriza al proceso político que estamos viviendo?

–El proceso político que se vive hoy en nuestro país y en otros países de la región se caracteriza por la disputa entre gobiernos populares y fuertes versus corporaciones económicas y mediáticas. Es la disputa de esta etapa, en la que nosotros, en tanto socialistas, no debemos ser neutrales, conscientes como somos de que la contradicción principal del momento es precisamente “política contra corporaciones”.

–¿Qué amenazas internas y externas identifica?

–La principal amenaza externa del actual proceso político está sin duda configurado por una posible restauración conservadora, de la mano del frente de derecha que postula a Mauricio Macri como candidato a la Presidencia. En cuanto a la principal amenaza interna, hay que entender que el FpV es un espacio en constante disputa ideológica para que se mantenga el rumbo y se siga profundizando el proyecto. Es decir que la mayor amenaza consiste en la posibilidad de que se tuerza el actual rumbo del proyecto nacional y popular. Tampoco en esa disputa debemos ser neutrales.

–En esa disputa, ¿le parece que la juventud tiene un rol especial?

–Ya lo dije en otras oportunidades: la participación de los jóvenes ha sido y sigue siendo una fuerte bocanada de oxígeno para la política argentina. La de ellos es sin duda una mirada novedosa que mejora el funcionamiento de las instituciones democráticas. Convengamos en que esa participación no se produce por decisión divina, sino que es resultado de una activa política de Estado que generó las condiciones para que los jóvenes volvieran a militar en política. Sin duda, esa recuperación de la mística militante es uno de los tantos legados del breve pero decisivo gobierno de Néstor Kirchner.

–¿Cuál es el rol del socialismo en esta coyuntura política?

–Nosotros concebimos el proyecto nacional y popular en el que militamos como un rumbo, una marcha, una dirección, por lo que en la actual coyuntura política nuestro rol debería ser, sin perder nuestra identidad de izquierda democrática, articular con expresiones afines dentro del FpV para apuntalar esa dirección de transformación.

–¿Cuál debería ser la estrategia del socialismo argentino de cara al futuro?

–La historia de la izquierda argentina en general, y del socialismo en particular, es por un lado una historia de divisiones, fragmentaciones, atomizaciones, y por otro lado, en paralelo, la del permanente desencuentro con las masas populares. Es más, estoy convencido de que esas dos historias se retroalimentan, ya que dudo que hubiéramos tenido tantas divisiones de haber contado con un sólido anclaje social. Juan B. Justo definió al Partido Socialista como el partido del pueblo trabajador. Hoy, un siglo después, deberíamos incluir al pueblo trabajador sin trabajo, y particularmente ser el partido que defiende los intereses de nuestro pueblo pobre. Por lo que me parece que nuestra estrategia a futuro debería ser construir un Partido Socialista auténticamente popular, que inexorablemente tenga anclaje social, para lo que debemos abrirnos, sin dogmatismos ni sectarismos. Así como no existe partido de los trabajadores sin trabajadores, tampoco va a existir partido auténticamente popular si no nutrimos a nuestro sujeto social también de los compatriotas que sufren la pobreza y la indigencia. De no ser así, esta experiencia de los Socialistas para la Victoria está sentenciada a ser una de las tantas patrullas perdidas que asolaron la historia de la izquierda en el país.

–¿Cuáles son los principales desafíos que deberá enfrentar el próximo gobierno?

–El próximo gobierno deberá poner su energía en achicar la brecha de desigualdad social, para lo cual se tendrá que encarar seriamente una profunda reforma constitucional. No solo porque la Argentina del siglo XXI nada tiene que ver con la Argentina de mediados del siglo XIX, sino porque desde su sanción por los grupos dominantes de la época algunos aspectos de la Constitución han sido un límite de hierro cada vez que se pretendió avanzar sobre los sectores económicos dominantes.

Fernando Toledo