UN PROGRAMA SOCIALISTA PARA BUENOS AIRES

En las antípodas de una gestión cuyo objetivo excluyente es promover los negocios de poderes grupos empresariales, es necesario construir un proyecto político-social que privilegie la inclusión y el desarrollo sostenible.

Buenos Aires está en manos de una agrupación política cuyo objetivo excluyente es favorecer los negocios de poderosos grupos empresariales afines antes que subsanar la profunda fractura que evidencia la trama socio-productiva y el hábitat de la ciudad.

La construcción de un nuevo escenario que consagre el principio de la inclusión y la igualdad implica diseñar un camino con metas alcanzables a partir de una consulta amplia y participativa. Para ello, es preciso disponer de una visión global del proceso urbano, de sus deficiencias estructurales y de las capacidades instaladas en esa sociedad y en el Gobierno del Ciudad.

Así, puede observarse un cuadro social profundamente fragmentado con señalados contrastes en la provisión de vivienda y bienes públicos, con zonas de muy altos ingresos, con todos los servicios indispensables para una vida digna, y otras donde el hábitat muestra agudas deficiencias.

En la zona sur, los índices de desempleo por lo menos duplican los del resto de la ciudad. Se verifica también una insuficiente presencia de la salud y la educación estatales, la infraestructura es obsoleta y hay en general una deficiente oferta de bienes públicos. Esos problemas fueron acentuados por la crisis económica de los 90 y la ausencia del Estado local hizo que se profundizaran.

Una estrategia que afirme el principio de la igualdad debe descansar esencialmente en valorizar lo público como espacio desde el que se orienta y se hace uso de los recursos disponibles con un criterio de eficacia social y metas fijadas por el interés colectivo. Aunque lo incluye, no es sinónimo de estatal: hay numerosas expresiones que escapan al funcionamiento del mercado capitalista y responden al objetivo de aportar bienes y servicios y/o distribuirlos sin ánimo de lucro.

En el área de la salud, el hospital público tiene que responsabilizarse de su diseño y su provisión integral, con activa participación popular, mediante un plan que garantice el acceso integral y gratuito de toda la población a una atención de elevada calidad.

En educación, se debe priorizar el acceso suficiente, irrestricto y sin cargo a todos los niveles, desde el jardín maternal hasta la universidad estatal, para el conjunto de la población local. Para asegurar el retorno de la educación pública, gratuita, obligatoria y laica a todos los niveles, es fundamental dotar de equipamiento educacional a las zonas y barrios con población de bajos ingresos. Es preciso que la orientación educacional atienda tanto las nuevas demandas de personal especializado generadas por las innovaciones tecnológicas como a un sentido humanista, solidario y creativo. Al mismo tiempo, deben garantizarse a los docentes niveles de remuneración compatibles con su rol y tener a su disposición una amplia gama de posibilidades de capacitación y acceso a nuevas técnicas pedagógicas.

En materia de recreación y deporte, es urgente fortalecer la red de instituciones barriales e instalar centros de múltiples usos, particularmente en los barrios con población de menor ingreso relativo, para estimulo de los niños, adolescentes y mayores de edad en un modelo de gestión que incluya diversas actividades.

Es imperioso poner en práctica el presupuesto participativo para determinar el destino de una porción sustancial del presupuesto anual del Gobierno de la Ciudad, tanto en inversiones sociales como productivas, de recreación y de apoyo al turismo social.

La ampliación de espacios verdes es también una asignatura pendiente en muchas zonas. Es imprescindible retornar a la estrategia abandonada en 2001 de preparar planes de desarrollo sustentable, en conjunto con las asociaciones vecinales y los habitantes de los diferentes barrios.

Para generar puestos de trabajo, se hace indispensable impulsor procesos productivos asociativos, con una gestión solidaria en manos de los mismos productores, para la provisión de bienes y servicios orientados a la satisfacción de las necesidades básicas de la población.

En el área de la vivienda social, es imprescindible poner en marcha un programa que aliente la construcción desde una perspectiva asociativa y con la generación de espacios saludables, desterrando la precariedad y el hacinamiento que todavía se advierte en amplias zonas.

Para auspiciar la capacidad creativa de la población, será prioritario abrir centros culturales en todos los barrios e integrarlos a la red de teatros y cines públicos del Gobierno de la Ciudad y de la Universidad de Buenos Aires.

Por último, y sin pretender que esta enunciación sea exhaustiva, es necesario encarar una reforma integral del sistema de transporte que priorice la gestión pública y tienda a reemplazar progresivamente el uso del automóvil particular por redes articuladas que disminuyan la congestión, la contaminación y el tiempo de traslado.

Los recursos están. Un segmento importante de la población percibe ingresos varias veces mayores al promedio nacional y concentra la propiedad de inmuebles de muy elevado valor de mercado. Una reforma tributaria que reconozca el valor real de esos bienes y haga que sus propietarios tributen en consecuencia impulsará un significativo incremento de los recursos destinados a financiar las inversiones necesarias para cumplimentar estas metas, que garantizan un avance hacia una verdadera igualdad, imprescindible para que todos tengan plena acceso a la “ciudad libre” de que hablaba Mario Bravo.

Alejandro Rofman